lunes, 31 de agosto de 2009

Mundo

Entre la melodía del piano mudo
Estaba la bella dama tapada en el manto de la oscuridad,
Quería volar con los gorriones al amanecer,
Quería la pureza de ese mar que tenía entre sus pupilas y el cielo...

Y los violines esta vez no lamentaban,
Sólo sonreían al compás de sus manos,
Frágiles y castas de tanta blancura

En los caminos se encuentran rosas con espinas,
Y siluetas de bailarinas dormidas y allí
Ven las miradas de los miserables
Ignorando la riqueza,
Ya impuros
Avergonzados
Del Mundo
Y de la Vida.

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